martes, 2 de abril de 2013

La profecía

El psicólogo hace una pausa para tomar un vaso de agua, y luego comienza el relato.
–La historia se remonta al siglo 17, en la época de la inquisición española. En esa época vivió un sacerdote, conocido como Eustaquio de Aragón, que era bastante popular por su capacidad para realizar curaciones milagrosas y otros prodigios semejantes. La Iglesia no reconoce esta capacidad del sacerdote, ya que le tenía cierta antipatía por la costumbre del cura de participar en los juicios de brujas y de paganos para probar la inocencia de éstos; cosa que lograba muy a menudo. Además de la antipatía de la Iglesia, esa costumbre también le valió la enemistad de la inquisición. Se cree que lo hubieran convertido en santo, si no fuera por que lo expulsaron de la Iglesia.
–¿Por qué lo expulsaron?
–Hubo en Zaragoza una bruja muy poderosa, llamada Isabel, que si bien no era practicante de la religión católica, muchas veces recurría a Eustaquio en busca de consejo. La inquisición la capturó para enjuiciarla y Eustaquio no pudo hacer nada en su defensa, excepto…
–¿Excepto?
–Excepto ayudarla a escapar de la cárcel y huir con ella. Hasta ahí es lo que dicen los documentos oficiales de la Iglesia. Pero las investigaciones llevadas a cabo por el profesor Heidrich revelan que Eustaquio e Isabel, si bien huyeron juntos, debieron seguir caminos diferentes para evitar la persecución de la inquisición. El profesor concluyó que Eustaquio, luego de dejar los hábitos, cambió su nombre y se insertó en una comunidad de judíos conversos; hay leyendas sobre ciertos milagros obrados por un hombre llamado Ajshalom, que bien puede haber sido el mismo Eustaquio. También se sabe que formó una familia, y pudieron obtenerse algunos datos sueltos sobre su descendencia. Pero de Isabel no se sabe prácticamente nada. Hay historias que cuentan que fue recibida por un grupo de gitanos y que con ellos se desplazó por distintas ciudades de Europa, pero nada más. También se especula con que dejó una descendencia, puesto que hoy existen supuestas brujas que se consideran sus herederas, y quieren cumplir la profecía.
–¿Cuál profecía? –vuelvo a preguntar.
–Bien. La leyenda dice que quien herede y pueda combinar los poderes milagrosos de Eustaquio y los poderes mágicos de Isabel tendrá un único y gran poder, no para obrar milagros o para hacer magia, sino para reconciliar a la iglesia católica con el ocultismo. Los más crédulos suponen que tal hecho representará una revolución para la humanidad, un resurgimiento de la fe, algo así como la llegada de un mesías. Y la profecía dice que ese hecho excepcional ocurrirá cuando se unan ambos linajes, el de Eustaquio y el de Isabel.
Jaimovich hace una pausa casi dramática, y luego me mira fijo a los ojos.
–Diego, las brujas con que te topaste se consideran herederas de Isabel, y a vos te consideran heredero de Eustaquio, y por eso te eligieron para embarazar a una de ellas. Creen que el bebé que tendrán será el heredero.
Me lo quedo mirando un rato.
–Ahá.
“¿Es eso nada más? ¿Una ridícula leyenda antigua puesta en práctica por un grupo de locas?”, pienso. “Al menos la otra noche no la pasé tan mal… excepto por la amenaza del cuchillo, claro”.
Jaimovich sonríe levemente y comenta:
–Veo que no te impresiona mucho la profecía.
–No, no. No es que no me impresione. Pero me resulta difícil de creer. No puedo ni siquiera caminar y mascar chicle a la vez, y ¿se supone que en mi sangre llevo los genes de un milagrero? Discúlpeme, pero creo que estas brujas eligieron al tipo equivocado. ¿Usted cree en esta leyenda?
–Mirá, las investigaciones del profesor develan muchos datos que te sorprenderían. Aparte, es posible que efectivamente lleves el linaje de Eustaquio, aún cuando sus poderes no se hayan manifestado en vos. Pero por eso es que quisiéramos saber más sobre tus antepasados, a ver si hay alguna conexión con el sacerdote. Además me interesa lo que pueda pasarte. A través del tiempo se han reportado muchos casos de grupos de supuestas brujas que han querido cumplir la profecía, y las consecuencias han sido muy variadas, y no siempre agradables. Ha habido crímenes. Además, hay grupos antagonistas, desde fanáticos religiosos hasta sectas satánicas que conocen la profecía y creen que su misión es evitar que se cumpla, y podrían intentar cualquier cosa. No es algo para tratar a la ligera.
Miro el reloj. Ya se me hizo muy tarde.
–Me tengo que ir.
–Está bien andá, ya se te hizo bastante tarde. Diego, muchas gracias por venir y charlar con nosotros.
–Sí, muchos gracias –agrega Heidrich.
–Una última cosa –interrumpe Jaimovich–. Diego, seguramente estas supuestas brujas seguirán en contacto con vos. Nos gustaría que nos cuentes cualquier cosa que ocurra con respecto a esto, para ayudarte y para ampliar la información sobre el caso. Pero por favor no les vayas a mencionar nuestra participación, no queremos intervenir en el proceso.
“Caso”, “proceso”… todo esto me hace sentir como una rata de laboratorio.
–Antes de irme quisiera hacerle una pregunta –le dijo a Jaimo–. ¿Por qué ustedes tienen tanto interés en este tema?
Jaimo lo mira a Hedrich, cediéndole la palabra.
–Diego –dice el extranjero–, he investigado mucho casos como este; ninguno fue auténtico. El tuyo también podría no serlo, pero algo me dice que en verdad usted puede ser el elegido. Y si profecía ser cierta, quiero hacer que se cumpla, piense que estamos ante un posible hecho histórico de gigantes proporciones.
Lo miro con extrañeza y lo saludo amablemente.

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