lunes, 17 de septiembre de 2012

Cita con el psicólogo

Lunes, 8:20 de la noche. Espero mi turno en el consultorio de mi psicólogo. Hacía tiempo que no estaba tan ansioso para ver al doctor Jaimovich. Hace año y medio que lo vengo a ver, y últimamente estuve sintiendo que le digo siempre lo mismo, y que él no me ayuda demasiado. Pero esta vez tengo para contarle mi sueño del viernes pasado.
Finalmente me toca el turno. Luego de saludarlo y acomodarme en su sillón, le cuento al doctor que tuve un sueño sumamente extraño y que me gustaría contárselo para que me dé su opinión, cosa que acepta con agrado.
–Lo va a tener que escuchar de mi celular –le explico. –Es que apenas me desperté, lo grabé todo por que sabía que en cuanto estuviera completamente consciente lo iba a olvidar, y así fue. Desapareció de mi memoria.
–Logró burlar al superyó –dice Jaimovich. Nunca supe por qué no me tutea, si tiene apenas un par de años más que yo. –Déme que lo conecto en la computadora y lo escuchamos de ahí.
El psicólogo escuchó atentamente todo mi relato, cosa que consumió buena parte de mi hora semanal de terapia, pero no me importa. Estoy ansioso por conocer la opinión del profesional.
–¿Usted se interesa en las leyendas de brujas? –me pregunta luego de escuchar la grabación.
–No, no realmente.
–¿Nunca leyó libros sobre brujerías o cosas parecidas?
–No que yo recuerde.
–Bueno, le cuento. Hay un par de cosas que me llaman la atención. La primera es la abundancia de detalles de su sueño, y la segunda es la información que contiene.
–¿La información? ¿Cómo?
–Usted sabe que los sueños son expresiones del subconsciente. Esas expresiones se alimentan de los recuerdos, de cosas que uno sabe. A veces el subconsciente nos trae a través de los sueños recuerdos de nuestra infancia, por ejemplo, a los cuales nunca podríamos acceder conscientemente. Lo interesante de su sueño es que aparecen varios datos propios de leyendas de brujería que usted tiene que haber leído o aprendido de alguna forma. Yo los conozco por que he leído muchas de esas historias… sólo como pasatiempo, pues nada tiene que ver con mi profesión, pero si usted me dice que nunca leyó nada sobre el tema…
–¿Qué datos, por ejemplo?
–Por ejemplo, se dice que la séptima hija mujer es bruja de nacimiento. Otras mujeres pueden convertirse en brujas, pero la séptima hija lo es por nacimiento. Algo parecido a la leyenda del lobizón, que dice que el séptimo hijo varón es lobizón. ¿Usted lo sabía?
–Lo del lobizón sí, pero lo de la séptima hija bruja es la primera vez que lo escucho.
Suena la alarma que indica que finalizó la sesión, pero el doctor Jaimovich parece ignorarla completamente. Se me queda mirando fijo por varios extensos segundos, hasta hacerme sentir algo incómodo. Quisiera saber qué está pensando.
–¿Está seguro de que fue un sueño? –pregunta al rato.
No sé cómo contestarle.
–¿En qué condiciones se despertó? –vuelve a preguntar.
Le explico que me desperté sintiéndome limpio, sin resaca, hasta perfumado, y que no me respondían las piernas. Le cuento que Mateo, el barman, me ayudó a levantarme y me acompañó al baño, y me dijo que tuve suerte, y que tendría que tener más cuidado con lo que tomo.
Jaimovich se queda pensativo otros largos segundos, al cabo de los cuales sacude la cabeza y me despide hasta la semana próxima.
–Llámeme por cualquier cosa que necesite –me dice luego de despedirse. Es la primera vez que me dice esto, y la primera vez que noto en él una preocupación real por mí.
“Qué decepción, tantas expectativas que tenía y al final no me dijo nada”, reflexiono, mientras espero un taxi que me lleve a casa.
Ya son casi las diez. Siento la tentación de ir a Mateo’s. Pero no, es lunes. Subo a un taxi y le indico cómo llevarme a mi departamento.

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